1. Guíate por criterios funcionales
Con el comienzo de la educación primaria, los niños necesitan un lugar específico en el que poder estudiar y realizar sus tareas. Es en ese momento cuando muchos padres deciden transformar la habitación del bebé e invertir en muebles que duren toda la infancia y juventud. Para que ese gasto sea rentable, y no tengas que volver a rediseñar la estancia cuando llegue a la adolescencia, guíate siempre por criterios funcionales.
En consecuencia, piensa en las actividades principales que se desarrollarán en este espacio: dormir, estudiar y relajarse en soledad o compañía, y en cómo evolucionarán a lo largo de los años.
En el mercado encontrarás una gran oferta de sistemas modulares que te permitirán cambiar la configuración de los diferentes elementos, permitiéndote, en algunos casos, sustituir un tobogán por una mesa de estudio. Ten también en cuenta la cantidad de ropa y enseres que habrás de almacenar en esta habitación. Opta por soluciones que ayuden a tus hijos a mantener el orden con facilidad.
2. Invierte en materiales de calidad
El dormitorio infantil es una de las estancias de la casa que más desgaste sufre. Muebles, revestimientos… todo tiene que estar preparado para amortiguar la energía de tus hijos.
En el mercado encontrarás mobiliario de madera maciza, aglomerado recubierto de chapa de madera o sintética (melamina), o DM lacado. Todos ellos presentan ventajas e inconvenientes en cuanto a su duración, resistencia, facilidad de limpieza, etc, que debes estudiar antes de decidirte. Además de los materiales, considera también la calidad de las uniones, herrajes y cierres.
En relación a los revestimientos, busca que sean duraderos y su mantenimiento sea fácil. Los niños juegan mucho en el suelo, así que debe de ser también confortable. La madera es un clásico, pero materiales contemporáneos, como los laminados, ofrecen superficies que no absorben ni la humedad ni las manchas y no retienen el polvo. Con respecto a las alfombras, busca que sean suaves, pero también resistentes, fáciles de limpiar y que no resbalen.
3. Opta por colores neutros y diseños sencillos
Si los niños y tú no queréis cansaros enseguida de la decoración, te recomendamos que optes por colores neutros y líneas depuradas para las piezas fundamentales del mobiliario.
Los tonos claros y relajantes contribuirán además a calmarlos en lugar de ponerlos nerviosos.
Las notas de color las podéis añadir a través de elementos como textiles, papeles pintados o diferentes complementos decorativos que permiten variar la personalidad del dormitorio periódicamente por poco dinero.
4. Presta mucha atención a la cama que eliges
La cama es el mueble central de esta estancia. Es el lugar en el que el niño descansa y repone fuerzas, pero también en el que lee, escucha música, navega en la tablet y piensa en sus cosas a solas. Merece la pena hacer una buena inversión en esta pieza del mobiliario, así como en el colchón. Si tu hijo duerme solo, le encantará la idea de una cama nido que le permita invitar a sus amigos a dormir.
5. Diseña un buena zona de estudio
La iluminación natural es muy importante, pero también la artificial, ya que cada vez dedicarán más horas y les irá tocando quedarse a estudiar o terminar tareas por la noche. Para que la vista no se canse, crea diferentes niveles de iluminación para conseguir una transición más gradual entre luces y sombras.
Refuerza la iluminación general con otra más puntual en la mesa de estudio. Lo más adecuado es un flexo que apunte directamente al plano de trabajo. No te olvides de disponer de enchufes suficientes para el ordenador y todos los dispositivos electrónicos necesarios.
6. Opta por un sistema de almacenaje flexible
A lo largo de la niñez tu hijo se divertirá con diferentes tipos de juguetes, participará en diferentes deportes y actividades, pasará de leer cuentos a novelas.
Para adaptarse a todos estos cambios, elige un sistema que se pueda ir ajustando a enseres de diferentes formas y tamaños y que permita además intercambiar diferentes tipos de módulos de almacenamiento (cajones, estantes, armarios…).
7. Ayúdales a mantener en orden su ropa
A medida que los niños crecen van definiendo sus gustos en cuanto a su vestuario. El tamaño de las prendas crece y por eso lo más interesante, de nuevo, es un sistema versátil que permita variar la posición de las barras, baldas y cajones. Los preadolescentes agradecerán también la presencia de un espejo en el que puedan comprobar el efecto de sus diferentes looks.
8. Facilita las reuniones con sus amigos
Poco a poco, las actividades con amigos van sustituyendo a las familiares. El dormitorio es el espacio perfecto para que puedan recibirlos y charlar de sus cosas con toda libertad. Pufs, alfombras y cojines permitirán improvisar espacios informales de reunión.