1. Una cocina cómoda y luminosa en Madrid
Al comprar su casa y plantear la reforma, Silvia Moreno, creadora de Cenas Adivina, buscaba que su cocina formara parte de una amplia zona de día que se completa con un comedor y una generosa zona de estar.
Lo vio claro desde el principio: “Me apetecía mucho tener una cocina abierta. Cuando compramos la casa, la cocina era oscura y estaba donde el aseo de la entrada”. Aquí disfruta cocinando y atendiendo a los invitados de su proyecto, basado en encuentros gastro para debatir temas de todo tipo.
2. Una cocina moderna en Barcelona
En casa de Bettina (en la imagen, junto a su perra Tosca), en el barrio barcelonés de El Clot, la cocina es uno de los espacios especiales. Destaca el pavimento, un ornamental suelo en piedra cerámica. Se trata del modelo Barcelona de la firma Ston-Ker de Porcelanosa Grupo, cuyo dibujo recuerda el de las baldosas hidráulicas.
Fue la propia Bettina junto a su marido Jordi quienes montaron los muebles de cocina negros, de Ikea, con la encimera en roble macizo. La carpintería acristalada que recuerda a otra época es obra de Jordi Esplugues, un carpintero del barrio.
3. Una cocina estilosa y fresca en A Coruña
Gaila González es diseñadora de interiores en el estudio Egue y Seta. Nos encanta la cocina de su hogar, en A Coruña. Una de las últimas intervenciones que ha hecho ha sido colocar el revestimiento del frontal de la cocina. “Lo hicimos para proteger la pared de salpicaduras. Colocamos el revestimiento del pavimento del recibidor”, explica Gaila.
De casas anteriores, Gaila y su marido, Óscar, han conservado muebles –el office de la cocina es un buen ejemplo– que saben combinar con las nuevas adquisiciones para que el conjunto les encaje. “Nos gusta recorrer tiendas, anticuarios y mercadillos”, desvela Gaila.
4. Una cocina en madera en Barcelona
Caio de Paula Marques y Laurent Richardot cocinan todos los días y tienen invitados a menudo. Por eso, la cocina de su piso en el Eixample de Barcelona –abierta al estar y con un comedor en el cuarto de al lado– es el núcleo del hogar. “Cuando estamos solos solemos estar más en la cocina, pero cuando viene gente comenzamos aquí con el aperitivo y, después, pasamos al comedor”, explica Caio, diseñador gráfico.
De la cocina, Caio destaca la isla, “porque es grande y podemos comer en ella como si fuera un office. Además, me gusta que la cocina encaja bien con el salón”. El balcón abre el espacio a un patio de manzana típico del Eixample.
5. Una cocina chic en el centro de Madrid
Tras incorporar el lavadero que había antiguamente, la interiorista Patricia Bustos disfruta de una cocina con un gran office y zona de estar en su piso de alquiler en el barrio de Salamanca de Madrid.
Aquí vive junto a su marido Nacho y sus 3 hijos, de 7, 4 y 3 años: una familia numerosa que sabe disfrutar de una gran cocina con distintas zonas de uso. “Es donde jugamos con los niños, vemos una peli o hacemos postres y pizza cuando vienen los primos. Es un lugar ideal para pasar tiempo en familia. Mientras unos ven una peli, otros podemos estar charlando, merendando o cocinando”, dice, explicando que prefiere cocinas cálidas, decoradas en colores calmados con alfombras y tejidos que la hagan aún más confortable porque invitan a pasar más rato.
6. Una cocina ‘galáctica’ en Alicante
Pilar, Pepe y sus dos hijas, Lidia e Irene viven en una casa de casi 150 metros cuadrados en Alicante que es, ¡ejem!, una “nave espacial”. Bueno, así es como los arquitectos responsables de la reforma, del estudio La Errería, bautizaron al proyecto. Espacios abiertos, líneas sinuosas, luces led –ojo al foseado perimetral que recorre, tanto las estancias, como las zonas de paso por el techo– y dos patios-microclima protagonizan una vivienda cero convencional. Los muebles de la cocina se diseñaron a medida en DM panelado vidriado. Para la encimera, acero inoxidable: higiénico y de estética profesional.
Y en una vivienda ‘galáctica’, nada mejor que una campana extractora de estética futurista: el modelo Twin, de la firma Elica, un diseño que produce iones atmosféricos capaces de eliminar los malos olores.
7. Una cocina neorrústica en Barcelona
En esta cocina de Sant Gervasi, en la zona alta de Barcelona, todo es del gusto de una familia a la que le gusta cocinar y que necesitaba un espacio práctico. La madera de los muebles es de roble tratado y ahumado, diseño de Deulonder, mientras que las encimeras son de Neolith blanco. En la pared, una cerámica biselada confiere un aspecto pulido al conjunto. Al igual que lo hace el fregadero, de porcelana blanca.
Destacan las barras donde se exponen las sartenes e incluso tablas de cortar en madera. “Nos pidieron tener a mano estos elementos que usan más y decidimos que esta era la mejor manera de resolverlo”, comentan las diseñadoras. ¿Más detalles? El cajón especiero junto a los fogones y el horno integrado en forma de bóveda, que permite una cocción por convección integral.