Los Sassi di Matera son unas viviendas excavadas directamente en la roca hace 800 años en Matera, una localidad al sureste de Italia. Estas casas conforman el centro histórico de la ciudad de Matera y fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. Matera se convertirá en foco de atención cultural y turístico en 2019 porque, junto a Plovdiv, Bulgaria, ha sido elegida Capital Europea de la Cultura.

Adquirida en 1998, la casa en la que hemos entrado pertenece a Brunella Guido, que antes vivía en Roma y que se dedica a asesorar a profesionales de los negocios. Tras contratar a una empresa externa para los aspectos burocráticos de la renovación, ha sido la propia Brunella la que, durante 2 años, se ha encargado personalmente de la renovación de estos más de 200 metros cuadrados y sus dos terrazas.

Reformar estas viviendas implicó aceptar las complejidades que presenta una estructura con 800 años de antigüedad y el estilo de vida de entonces. Durante el proceso de reforma, entre otras tareas, Brunella cerró algunas ventanas, convirtió otras en puertas, instaló algunos sistemas hidráulicos y eléctricos e hizo un cuarto de baño nuevo. A la dueña le encanta un estilo decorativo ecléctico, así que buscó crear un ambiente diverso que no nos atrevemos a categorizar.

Por lo tanto, su casa no puede considerarse rural, moderna o tradicional, sino una mezcla de todo eso, a lo que va añadiendo los objetos y la inspiración que trae consigo de sus viajes. La mayoría de objetos provienen de su anterior hogar en Roma; compró pocas cosas tras la mudanza. De hecho, muchas de sus adquisiciones se combinan con regalos que le han ido haciendo amigos de todo el mundo.

Brunella
Brunella | Pierangelo Laterza

En la imagen, Brunella posa sentada sobre un sofá vintage de los años 60 que era de su abuela. Durante la renovación, se tapizó con una elegante tela morada. Esa misma tela se empleó para tapizar los dos sillones que hay en el comedor, junto a una pintura que adquirió su padre.

Las casas que conforman los Sassi di Matera eran inicialmente baratas, versátiles y sostenibles, puesto que eran viviendas excavadas directamente en la roca y construidas con recursos locales. Con el tiempo, se han ido restaurando y se le han ido dando nuevos usos.

La casa de Brunella es un buen ejemplo: combina 5 unidades residenciales que fueron construidas alrededor de 1200 y renovadas entre el año 1998 y el año 2000. Tras la reforma de la dueña, la casa tiene dos salones, una cocina, dos dormitorios, dos cuartos de baño y un despacho.

El espacio favorito de la dueña —y también el que más utiliza— es el amplio vestíbulo con tres sofás. Desde este punto central, puede observar el resto de estancias de la casa.

Un espacio tan amplio y con bóvedas ha necesitado de un buen proyecto de iluminación. Tras consultar a la arquitecta Alessandra Bia, Brunella instaló piezas de iluminación escultórica (ver en la primera foto del reportaje, en la pared de la izquierda con forma circular), obra de Catellani & Smith.

En los interiores predominan los colores neutros. Un antiguo baúl, adquirido en el rastro Porta Portese, en Roma, recibe a los invitados. Para el suelo, se restauraron baldosas antiguas de terracota.

Salón con luz natural
Salón con luz natural | Pierangelo Laterza

El amplio salón se divide en tres zonas. La primera, en la imagen, tiene como protagonista a una gran chimenea de estilo minimalista que Brunella usa a menudo en invierno. Frente a ella, y a lo largo de la pared, hay un banco formado por una piedra blanca grisácea sobre ladrillos de toba (roca compuesta de cenizas volcánicas).

“Esta piedra me encanta; además, fue la mayor ganga de todo el mobiliario de la casa”, desvela Brunella: “Es original de la India y me salió gratis. Estaba de visita en Gorgoglione, una pequeña localidad de la región de Basilicata (la misma a la que pertenece Matera), famosa por sus cuevas de piedra. Los que me la regalaron estaban a punto de tirarla, porque tiene unos fósiles visibles en la superficie y lo consideraban un defecto”, recuerda.

En el centro del comedor hay una mesa de más de 2,8 metros —copia del modelo Frate, de Driade, pero de mayor tamaño—, hecha a medida por Riccardo Torchi, exnovio de Brunella. Alrededor, unas sillas indias de la firma italiana Oltrefrontiera. Del techo, colgadas, vemos unas lámparas de terracota.

En el nicho que había en una de las paredes, se han instalado unos estantes de madera de cerezo con puertas a medida. ¿Resultado? Una vitrina perfecta para la vajilla.

Rincón chill out
Rincón chill out | Pierangelo Laterza

Este es el rincón chill-out: una gran sala de estar con un sofá para leer y relajarse obra de Riccardo, que adora el bricolaje. Se trata de una pieza sencilla con unos cojines grandes colocados encima, que han sido confeccionados a mano en Matera con telas de Marruecos. En la pared, unas lámparas de metal, también originales de Marruecos.

Abundan en el hogar de Brunella los objetos con forma de ángel y de corazón. Aquí destaca una excepcional librería apoyada contra la pared (en la imagen, a la izquierda) que, curiosamente, lleva el nombre de Angelo necessario. Es obra de Paolo Pallucco y Mireille Rivier.

De uno de los rincones del estar cuelga un sistema vertical de riego por goteo en el que crecen algunas plantas.

Este rincón de aire ecléctico se compone de un aparador balinés y dos pinturas de un joven artista de Altamura, que representan el equilibrio y la fuerza, respectivamente.

La puerta junto al aparador balinés conduce al despacho de Brunella; desde este, un pasillo desemboca en dos dormitorios. En el que antes dormía su hijo Giorgio, que ya no vive con ella, se ha transformado en una habitación para invitados con dos niveles.

Habitación decorada en tonos blancos y presencia de la madera
Habitación decorada en tonos blancos y presencia de la madera | Pierangelo Laterza

En esta habitación, Brunella ha instalado un armario hecho a medida bajo la escalera (en la imagen anterior), un futón, un sofá otomano que hace las veces de cama individual o doble, y una pequeña cama de matrimonio (siguiente fotografía). Se trata de un espacio funcional pero con piezas de diseño, como la original lámpara de pie de Pallucco.

El segundo dormitorio es el de Brunella, donde una escalera de mano de las que se usan para la recogida de la aceituna conduce a una pequeña zona de almacenaje.

Esta es la única estancia situada prácticamente entera dentro de la roca, por lo que se mantiene fresca durante el verano.

El gran armario de madera con puertas correderas que observamos en la imagen también es obra de Riccardo. Una peculiaridad de los muebles de este dormitorio es que todos tienen ruedas. La estructura de la cama está compuesta por vigas recicladas de una obra e incluye un cajón debajo. El colchón es japonés y está fabricado a partir de hojas de coco y algodón. Las sábanas son de lino; la colcha, bordada, era de la abuela de Brunella.

Este armario, que también pertenecía a su abuela, es un perfecto ejemplo del eclecticismo de Brunella: lo restauró y decoró con tiradores vintage que encontró en Formentera.

Vistas desde la vivienda
Vistas desde la vivienda | Pierangelo Laterza

La vivienda está repleta de ventanas con increíbles vistas sobre los Sassi di Matera y su sistema de patios, conocido como vicinati por los vecinos. La casa de Brunella cuenta con dos terrazas llenas de flores y plantas.

La propietaria reconoce tener una obsesión: comprar casas en miniatura de los países que visita. De esta manera, dice, siente como si tuviera una casa en cada parte del mundo.

Esta pasión que Brunella siente por otras culturas y sus influencias la hemos podido apreciar a gran escala en su casa: una singular vivienda reformada con mimo y que convive en armonía con el resto de reliquias de la Italia del siglo XIII.

Aquí puedes consultar el artículo original en Houzz.