1. Busca una temperatura óptima en su cuarto

Especialmente en invierno, tendemos a subir la calefacción y abrigamos a los niños con profusión. Especialmente de noche, esto puede resultar contraproducente porque una temperatura demasiado altas hacen que las mucosas, muy sensibles en los más pequeños, se hinchen. Como solo respiran aire viciado y caliente, duermen pero no descansan como deberían.

Los expertos aconsejan una temperatura entre 16 y 18 grados en la habitación de los niños. Por lo tanto, antes de llevarle a la cama baja la calefacción y abre un par de minutos las ventanas. ¿Por qué? Solo entonces el aire seco de la calefacción se renovará con algo de aire fresco del exterior.

Además, la humedad en la habitación también debe estar entre 50 y 60 %. Hay aparatos que miden la humedad ambiente. Humidificadores, paños húmedos o plantas también evitan que el aire se reseque en exceso.

2. Atenúa la iluminación una hora antes de que tu hijo se vaya a la cama

Una habitación bien iluminada antes de irse a dormir no es la mejor de las ideas y, de hecho, dificultará que el niño concilie el sueño. Una buena idea es atenuar la iluminación del cuarto infantil aproximadamente una hora antes de acostarse. Hazlo con guirnaldas de luz, por ejemplo, aunque también existen mecanismos que permiten regular la intensidad de la luz de manera cómoda.

3. Mejor a oscuras que con una luz encendida

La importancia de la luz
La importancia de la luz | HEJM - Interieurfotografie

Olvídate de acostumbrarle a dormir con la luz encendida. Puede que te resulte cómodo, pero la producción de melatonina, necesaria para un sueño reparador y tranquilo, se ve afectada por la luz. Ya sabes, mejor a oscuras. Si la cosa no es negociable e insiste en que necesita un poquito de luz, déjale una pequeña lamparita nocturna de esas transportables y que apenas iluminan.

4. ¡No le lleves a tu cama!

Tu bebé necesita una cama para dormir y no debería llegar a dar por sentado que es la de los padres. Las pequeñas cosas importan con los niños pequeños. Es importante que tenga su edredón y quizá una pequeña almohada, aunque mejor que sea plana en el caso de un niño un poco más mayor para evitar el exceso de calor. En el caso de los bebés se recomienda no usar almohadas para evitar cualquier posibilidad de ahogamiento.

Habitación con cuna
Habitación con cuna | Henrik Nero

Además, la cama debe estar en un lugar protegido del cuarto, ya sea debajo de un techo inclinado o en una esquina de la habitación. Lo mejor es que duerma mirando hacia la puerta de la habitación… porque por ahí es por donde entrará mamá o papá si fuera necesario.

Consejo Houzz: Especialmente en habitaciones grandes, puede que no encuentres ese rincón acogedor. No te preocupes: se puede resolver fácilmente con un dosel. La sensación de la cueva estará asegurada.

5. Coloca un sofá cama en su cuarto

Sofá cama en el cuarto infantil
Sofá cama en el cuarto infantil | HEJM - Interieurfotografie

Hace ya tiempo que cambiaste a tu hijo a su propia habitación y parece que la cosa funciona. Pero, de vez en cuando, te pide que duermas con él… o el sueño te vence antes de llegar a tu cuarto (sí, pasa con más frecuencia de lo que parece). Nuestro consejo: ¡ten un sofá cama en el cuarto infantil!

Habitación infantil llena de juguetes
Habitación infantil llena de juguetes | Alvhem Mäkleri & Interiör

¿Y qué más puedo probar? Ya has probado todo y nada te funciona. Pues bien, quizá una rutina que les vayan preparando para la hora de irse a la cama también sea una buena idea. A menudo es algo a lo que no prestamos atención porque estamos cansados, pero puede que la solución esté en la lectura de un par de páginas de un cuento, en una pequeña historia que te inventes para la hora de acostarse o, quizá, en abrazar juntos a su peluche preferido. En todo caso, procura seguir siempre un patrón para que ambos os sintáis mucho más cómodos.

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