El blanco sigue siendo el color más utilizado a la hora de pintar una casa. Son muchas las ventajas que ofrece. Decorativamente, destaca su capacidad para ampliar visualmente un espacio y la luminosidad que aporta a la casa. Desde una perspectiva práctica, es más fácil de aplicar y su precio es más barato. Eso sí, pese a su versatilidad hay cuestiones a tener muy en cuenta para que el resultado sea el ideal. Te las contamos en este artículo.

1. Presta atención a la luz natural

La pintura blanca es la que mejor refleja la luz, por lo que suele ser la elección automática en ambientes poco luminosos. No obstante, hay que tener la precaución de usar el tono adecuado de blanco en función del tipo de luz natural (y la cantidad) que reciba el espacio: un blanco puro optimizará el efecto de un espacio con muchas horas de sol y lo refrescará, pero puede hacer que otro sin sol directo se vea triste y sin vida. En este último caso, opta mejor por una variante de blanco roto para pintar la pared, con una nota crema o amarillo.

2. Y a la artificial

Sala de color blanco
Sala de color blanco | CHRISTIAN DEAN ARCHITECTURE, LLC

Por más horas de luz natural que tenga un espacio, no olvides que también tendrás que vivir en él al caer el sol. Si pintas la pared de blanco deberás prestar especial atención a la iluminación.

Puesto que la luz rebota en el color blanco mejor que en cualquier otro tono –de ahí su poder para ampliar los espacios–, procura evitar fuentes de luz intensa sobre las paredes blancas que puedan deslumbrar. Es mejor optar por luminarias con pantallas que la difuminen y colocaciones indirectas. En cuanto a la temperatura de color, escoge lámparas cálidas, que emulan el efecto de los rayos del sol sobre la pintura blanca y evitan que se vea apagada y sin vida.

3. Aporta textura para conseguir un ambiente dinámico

Una buena solución para ganar sensación de amplitud en espacios pequeños es combinar paredes blancas y mobiliario en blanco. Si te preocupa que la composición resultante se vea sosa o excesivamente plana, apuesta por texturas marcadas en complementos como las alfombras, las cortinas o los cojines del sofá. La iluminación realzará las características de cada una de ellas, creando interesantes juegos de luces y sombras.

4. Usa el mismo tono de blanco en las paredes, los marcos y los muebles empotrados

Es la mejor manera de unificar un espacio y darle una mayor sensación de continuidad visual. Además, tiene la ventaja añadida de que es una forma de restar peso visual a piezas muy voluminosas, como una estantería empotrada de suelo a techo o un armario que, por su volumen, se convertirían en el centro de atención.

5. Elige pintura mate o satinada según el efecto que quieras conseguir

Color blanco mezclado con tonos marrones
Color blanco mezclado con tonos marrones | Marta Castellano

La más habitual hoy día es la pintura de acabado mate, de aspecto sobrio y elegante, que, en términos generales, disimula las imperfecciones de las paredes y los techos (a menos que lo que se busque sea realzarlos, como en esta propuesta) y es más cubriente que otras.

Las variedades de pintura satinada, aunque no tan populares, son más resistentes y lavables, por lo que se suelen aplicar en zonas de mucho paso y superficies con limpieza frecuente. Sea cual sea la pintura elegida, si va sobre materiales porosos o colores intensos conviene aplicar una primera capa de imprimación para conseguir un resultado óptimo.

6. La pintura blanca es la más sencilla de aplicar y renovar, además de disimular posibles retoques

Usando la misma pintura blanca en los techos y en las paredes se simplifican las tareas de encintado necesarias en caso de aplicar un color distinto en cada una de estas superficies.

Además, con una pintura blanca con un buen poder cubriente acabarás el trabajo mucho antes que si te decantas por una tonalidad intensa, que evidenciará mucho más las variaciones provocadas por la mayor o menor cantidad de pintura en cada parte. Y, si tienes que retocar una zona que se ha ensuciado o dañado, podrás hacerlo sin que se aprecie diferencia, algo más difícil cuando se trata de colores con formulaciones concretas, ya sea porque la reproducción de la pintura no es del todo exacta o por el efecto de decoloración de la luz sobre la ya aplicada.

7. Usa la pintura blanca para crear un marco neutro para destacar objetos singulares

Lo hacen las galerías de arte para que la atención se centre en las piezas expuestas y no se pierda en detalles secundarios.

La única precaución que hay que tener es asegurarse de que dispones de las piezas justas para atraer la mirada y con el suficiente interés visual para sostener el peso de la decoración. Pueden ser cuadros, pero también unas cortinas o una alfombra, una colección de objetos, etc.

Entre las ventajas de pintar las paredes de blanco se cuenta poder cambiar esos elementos y transformar la atmósfera de la estancia por completo de forma simple.

8. Ten en cuenta el entorno y cómo afectará el efecto de las paredes blancas

Combinar el color blanco con otros objetos
Combinar el color blanco con otros objetos | FIAstudio Arquitectura Visual

Una habitación con paredes blancas iluminada con luz natural da sensación de ser mucho más grande y luminosa, pero no basta con eso para que resulte atractiva. Si tienes la suerte de contar con unas buenas vistas al exterior, potencia aún más el efecto anterior combinando los complementos y piezas de decoración con los colores y características del paisaje, de forma que parezcan integrarse entre sí. Fíjate cómo se ha hecho en este espacio de estilo rústico actualizado que recoge el carácter mediterráneo de su entorno a la perfección.

9. ¿Qué decoración es idónea para una pared blanca?

El blanco va con todo, y no es un tópico, desde la estética más minimalista y depurada –en la que el blanco nuclear define aún más contornos y ángulos marcados– hasta la rústica –en la que evoca los tradicionales encalados de los pueblos del sur–; sin olvidar el estilo nórdico, al que el blanco define y aporta su característica luminosidad.

¿Quieres una combinación segura? Busca el contraste blanco-negro, perfecto tanto para ambientaciones clásicas como para aquellas más gráficas y modernas, como la de la imagen.

10.- Porque no hay un único blanco, elige el que mejor se adapta a cada situación

¿Has pensado en probar con el blanco y el amarillo?
¿Has pensado en probar con el blanco y el amarillo? | Araxan

Es el color de la luz, por lo que el blanco puede tender hacia diferentes tonalidades que lo hagan más frío o cálido y, por tanto, más aconsejable para un espacio u otro.

- Elige un blanco roto o marfil para crear espacios serenos y que inviten a la relajación, como los dormitorios.

- Utiliza uno más fresco, con un punto azulado, para estancias con una gran cantidad de sol directo. Además de potenciar su luminosidad, ayudará a refrescarlas en los meses de verano.

- Decídete por un blanco nuclear al pintar las paredes si buscas un efecto deslumbrante. ¿Por qué? Dará más personalidad a una decoración vanguardista (aunque mejor resérvalo para espacios como la cocina, si no quieres que se vea muy frío).

- El color blanco de moda es el que contiene una pequeña cantidad de gris perla. Sofisticado y neutro, destaca todo lo que se encuentre en su interior sin resultar aburrido.

Consulta aquí el artículo original en Houzz.